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Por el A.I. Leandro Plotinsky
Miembro del Comité de
Titulos
y
Rating
FIDE |
En
el
reciente Festival Panamericano de la Juventud jugado en
Brasil me tocó presenciar dos casos raros, distintos entre sí, pero
que demuestran lo adecuado de la recomendación de siempre de esta
columna: es muy bueno que los jugadores conozcan el reglamento, (los
unos...) aunque algunos se excedan, (los otros...)
CASO 1. “FISCAL,
QUIERO VOLVER ATRÁS”
Les
recuerdo que las partidas se jugaban a un ritmo de 2 horas para 40
jugadas y luego 1 hora más a finish. Al llegar al primer control de
tiempo, un jugador de Estados Unidos, que tenía peón de más y mejor
posición que su rival, estaba en
apuro de tiempo. Ambos estaban en los cinco minutos finales y
un arbitro asistente anotaba las jugadas. En la reconstrucción
ordenada cuando cayó la aguja del norteamericano, éste advierte que
habían realizado 42 jugadas (o sea que habían llegado al control) y
que él en la jugada 41 había malogrado su posición quedando su casi
segura victoria en tablas. Evidentemente sin conocer el reglamento
comenzó a reclamar airadamente que el Arbitro debería haberle
avisado cuando llegaron a las 40 jugadas y que por no haber hecho
eso se debía volver 2 jugadas atrás.
Debemos
reconocer que cuando se sale del conocimiento práctico del
Reglamento, la imaginación de los ajedrecistas es notable. Pero
veamos que dicen Las Leyes: Veamos Articulo 13 punto 6.
El
árbitro no debe intervenir en la partida indicando el número de
jugadas realizadas, excepto en caso de aplicación del Articulo 8.5,
cuando al menos uno de los jugadores ha usado todo su tiempo. El
árbitro se abstendrá de informar a un jugador que su rival hizo una
jugada, ó que él no ha presionado su reloj.
Veamos
también algo extractado del articulo 8 en su punto 5.
(a) Si
de acuerdo con el Artículo 8.4 ninguno de los jugadores está
obligado a anotar sus jugadas, el árbitro ó un asistente procurará
estar presente y registrar la partida. En este caso, inmediatamente
después de caída una aguja, el árbitro detendrá los relojes y ambos
jugadores actualizarán sus planillas, usando la planilla del árbitro
ó del rival.
(c) Si
no se dispone de una planilla completa, los jugadores deben
reconstruir la partida en otro tablero bajo el control del árbitro,
ó de un asistente, quien primero anotará la posición actual de la
partida antes de comenzar la reconstrucción.
En
correcto fallo se dispuso que continúe la partida que en pocas
jugadas terminó tablas. Lo único que no entendí es porqué los
árbitros tuvieron demorada la partida más de 40 minutos mientras
trataban de explicarle al enojado norteamericano.
CASO 2 . “LLEGAMOS”,
PERO PERDISTE...
También
en este Festival me tocó presenciar un incidente que no había visto
antes, y que demuestra que algunos ajedrecistas calculan otras cosas
además de las variantes... aunque sean muy jovencitos...
Llegando al primer control un jugador que llevaba negras
estaba en apuro de tiempo y por lo
tanto no anotaba sus jugadas. Su rival no estaba en apuro y
anotaba normalmente.
En
determinado momento el jugador de blancas, hace su jugada y le pasa
la planilla a su rival. Este interpreta que se había llegado a la 41
(¡en la planilla figuraban 40 jugadas!), y comienza a actualizar su
planilla con su tiempo, sin hacer su jugada. En el instante en que
cae la aguja del Negro el jugador de Blancas reclama la victoria por
tiempo. Llama al árbitro y le dice que su rival no hizo los 40
movimientos. Mostró que “se equivocó” y que “por error” había
anotado dos veces una misma jugada. Al reconstruir se comprueba el
error y el árbitro no pudo hacer otra cosa que dar la partida ganada
al blanco.
Es
importante tener siempre bien en cuenta que:
Las
rescontrucciones se hacen después de que la aguja cae.
El
negro no debería
haber aceptado la planilla.
No es
la primera vez que uno de los jugadores anota mal (con o sin mala
intención) y que su rival, apurado por tiempo y sin anotar, confía
en esa planilla y pierde por tiempo.
Por eso
siempre recomiendo a los jugadores que si tienen dudas acerca del
número de jugadas realizado hagan 1 o 2 jugadas más para llegar al
control y no perder por tiempo.
En este
caso resultó evidente que hubo muy mala intención. El jugador de
negras, evidentemente perjudicado, reclamaba que su rival lo indujo
a perder.
Muy
correctamente el árbitro no pudo hacer otra cosa que dar la partida
ganada al blanco por tiempo.
Aunque
en este caso a cualquiera le hubiera gustado revertir el resultado
el reglamento es claro. La única acción que puede el afectado
intentar es, después de aceptar que perdió el punto, contar el
caso
a la mayor cantidad posible de ajedrecistas y “escrachar” a
su rival.
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