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Por el A.I. Leandro Plotinsky
Miembro del Comité de
Titulos
y
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FIDE |
No sólo ante el reclamo de un jugador debe
intervenir el árbitro. Hoy veremos tres casos que aparecen con
frecuencia en los torneos: "¡deje apretar!", "semiplenos", y "¡misma
mano!".
La lista de infracciones que se producen por el
ardor de la competencia es extensa. Si a eso agregamos que algunos
ajedrecistas extreman su imaginación para tratar de resolver algunos
problemas (material o posición de menos es el problema habitual ...
) fuera del reglamento, se apreciará la importancia de la acción del
árbitro que interviene en el debido momento.
A menudo sucede que un jugador
completa su jugada oprimiendo el reloj y deja su mano sobre él. De
esta manera no permite a su rival accionar adecuadamente su propio
reloj.
Sobre el tema, extractamos de
Las Leyes del Ajedrez:
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Artículo 6.7
(a) Durante la partida cada jugador, habiendo hecho su
jugada sobre el tablero, detendrá su propio reloj con lo que
accionará el reloj de su oponente. Un jugador debe siempre poder
detener su reloj.
Es claro que el árbitro debe advertir al
infractor y, si reincide, sancionarlo. Incluso con la pérdida de la
partida si fuera pertinente.
El árbitro debe velar por el cumplimiento de lo
que el Reglamento establece independientemente de lo que hagan los
jugadores. Por eso las advertencias de este tipo se hacen sin
necesidad de que alguien reclame. De oficio.
Veremos ahora otro caso donde el árbitro debe
advertir al jugador:
Es
común, generalmente en los apuros de tiempo, que un jugador ubique
sus piezas desplazadas del centro del escaque. En
semipleno. (Esta es una muy
buena palabra para describir lo que en extremo sucede: una pieza que
está en dos casillas. También es ejemplo de que el ajedrez se
conecta con otras disciplinas...)
Si un árbitro observa este hecho debe advertir
exigiendo cuidado en la disposición de las piezas. Aunque su rival y
todos sepan donde está, cuando llegue el apuro de tiempo esto puede
ser un problema (que pudo ser evitado con una oportuna
advertencia).
También sucede frecuentemente que
un jugador (casi siempre el de blancas, ya que generalmente tiene el
reloj a su izquierda) haga la jugada con la mano derecha y oprima el
reloj con la mano izquierda.
Veamos
que dicen las Leyes:
Es muy claro. Y es obvio que si ambos jugadores
no mueven sus piezas de igual manera (en el sentido mecánico por
supuesto), alguno tendrá ventaja extra deportiva sobre el otro. El
árbitro debe evitar que esto ocurra y para ello debe advertir y de
existir reincidencia sancionar.
Es evidente que para estas faltas el árbitro no
podría declarar la partida perdida sin antes haber aplicado algunas
de las sanciones anteriores. Las Leyes del Ajedrez nos muestran una
escala para la aplicación de sanciones.
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Artículo 13.4 Las sanciones que el árbitro puede
imponer incluyen: (a) advertir ó amonestar, ó (b)
incrementar el tiempo restante del rival del infractor, ó (c)
reducir el tiempo restante al infractor, ó (d) declarar la
partida perdida, ó (e) expulsar de la
competencia.
Para finalizar voy a contarles la situación en
que me puso un niñito con cara de ángel inocente en un torneo de
entrenamiento de escolares en el Círculo Torre Blanca.
Un pequeño jugador llegó hasta mí corriendo (yo
estaba en otra sala) y mientras me conducía hacia la partida trataba
de explicarme que su rival no cumplía con la regla que dice que hay
que jugar y apretar el botón del reloj con la misma mano.
Ni bien se reanuda la
partida observo que el rival de quien me había convocado tenia una
muy particular manera de capturar las piezas. Movía y accionaba el
reloj con la mano derecha. Pero en espectacular y ampuloso
movimiento... ¡usaba la mano izquierda para retirar del tablero la
pieza capturada! (Esta era la infracción) El Reglamento vigente
desde Erevan 1996 es muy claro.
La redacción de esto mismo en anteriores
versiones era ambigua. Aunque el espíritu era el mismo. (Decía "con
LA misma mano". Una sola.) Enorme fue mi sorpresa cuando, al
advertirle que lo que hacía no era correcto, me contestó
desafiante:
"¿Por qué? Si yo aprieto con la misma
mano..."
Lo miré fijamente y pensé en dos cosas. Primera:
en que a los torneos de entrenamiento algunos vienen a entrenarse en
otras facetas además de las variantes de juego. Segunda: que al
finalizar la ronda en cuestión debíamos hacer un alto en el torneo
para almorzar. Rápidamente le respondí:
"Si.
Pero comer con las dos manos, es una mala costumbre."
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